miércoles, 7 de marzo de 2007

Roque Dalton - Sucesos de 1969

SUCESOS DE 1969.


A Ricardo Arrieta.


No es necesario jurar que lo que narrare aquí es un hecho realmente ocurrido. Los incrédulos podrán consultar los diarios salvadoreños del primer semestre de 1969.
En San Salvador hay un zoológico. Se encuentra en un parque mas bien bonitillo en la zona sur de la ciudad. Como San Salvador debe tener cerca de medio millón de habitantes, el tamaño del zoológico -una superficie de unas cinco, seis, siete u ocho manzanas- es bastante satisfactorio, sobre todo si hacemos las comparaciones del caso con los zoos de otras ciudades mayores, el de La Habana, por ejemplo, para no ir muy lejos, que viene siendo una cagadita.
En el zoológico de San Salvador, en una jaula de la sección número uno de micos y monos, habita desde hace varios años un mandril bautizado por el público con el nombre genérico que a los mandriles suelen dar en varias zonas centroamericanas, es decir, Pavián. Lo que habla muy mal de la imaginación popular o muy bien de la haraganería salvadoreña, pues habría sido preferible un nombre mas personal, más tibio o más emparentado con la historia del género humano. Pavian se hizo muy famoso entre los asistentes asiduos al zoo, por su desfachatada (y muy aplaudida) costumbre de mostrar su pene a las mujeres, actividad en que el feo animal ha mostrado una persistencia francamente pasmosa.
Hay que decir que el zoológico es uno de los paseos más concurridos de San Salvador, fundamentalmente porque para entrar en el y recorrerlo no hay que pagar un solo centavo. Los cines en cambio son carísimos, los teatros no existen y a los bares no puede uno llevar a los niños.
La concurrencia de la mencionada actividad erótico-animal, por un lado, y la afluencia del público al zoo, determinada Por las condiciones sociales y económicas del pueblo salvadoreño, por el otro, hicieron de Pavián un ser famoso, como nunca antes lo fuera un mandril de la familia "Culo de guinda."
En los meses de abril y mayo de 1969 aparecieron en la prensa diaria de El Salvador diversas informaciones acerca de la compra de nuevos ejemplares para el zoo salvadoreño, efectuada en diversos criaderos y zoológicos de los Estados Unidos, por el Director de aquél, un arquitecto de jardines cuyo nombre se me escapa por el momento. Entre los anunciados osos hormigueros, serpientes, druilas y cebras, llamo especialmente la atención la noticia de la compra de una mona mandrila, destinada -según declaración expresa y evidentemente orgullosa del director- a convertirse en la esposa de Pavian.
El diario El Mundo, Propiedad de una sociedad Anónima a la que Pertenecen algunos de los más importantes personajes del Gobierno salvadoreño actual, editado y dirigido por un joven poeta y escritor de cuentos de ciencia-ficción (que se graduara como abogado en Bologna, y fuera posteriormente diplomático por El Salvador ante te los gobiernos de Italia, República Federal Alemana, etc., lo cual habla de un nivel mayor que la simple alfabetización), tomo en sus manos la tarea de efectuar, en torno al simiesco enlace, lo que suele llamarse una promoción publicitaria.
Con tal objetivo, dicho periódico convoco a un concurso infantil ("exclusivamente para los niños salvadoreños") consistente en buscar un nombre para la innominada prometida de Pavian. Entre los niños que coincidieran en proponer el nombre que tuviera más adhesiones, se efectuaría un sorteo y -se escogería a diez triunfadores que serían convenientemente premiados.
Convenientemente para la tesorería de El mundo, digo yo, porque el mismo anuncio de los premios indicaba -según un nivel normal de apreciación- que la cosa no ameritaba mayores entusiasmos. El primer premio consistiría en una bicicleta mexicana, el segundo premio en un par de zapatos, el tercero en no se qué y ya el décimo venía siendo cualquier cosa, un tubo de caramelos o una suscripción a El Mundo por dos semanas. Nada de viajes a Europa con todo y familia, o casas de cien mil dólares o automóviles Mercedes Benz.
Duramente algunas semanas, El Mundo dedico abundante espacio a informar sobre los avances del concurso. Un día se anuncio que las reinas de belleza de varias entidades nacionales constituirían el tribunal de honor que haría el recuento de los votos para los nombres propuestos y que efectuarían en seguida el sorteo entre los adherentes al nombre ganador. Días después se preciso la fecha en que se anunciarían los resultados del concurso y los nombres de los triunfadores.
La repartición de premios se fijo para la mañana de un domingo de mayo que suelen ser espléndidos en El Salvador- con un ceremonial a efectuarse precisamente frente a la jaula de Pavián y su esposa. La noche del sábado inmediatamente anterior, un conocido mariachi de San Salvador ofrecería una serenata a los nuevos cónyuges. Una serenata en privado, se puntualizaba. Inexplicablemente A menos que...
Por fin Llegaron los días esperados. En la edición correspondiente al sábado de la serenata, víspera de la premiación, El Mundo, anuncio en primera plana, con caracteres de escándalo: "La Novia de Pavian se llamaría Reinalda, por mandato de los niños de El Salvador." Al parecer los niños salvadoreños habían creído justo colocarle a la inmediata media naranja de Pavián, el nombre del personaje de la canción popular, bastante high camp a pesar de su contemporaneidad: Reinalda, la de la minifalda. El Mundo cerraba la información invitando a sus lectores para la ceremonia del día siguiente.
Yo, que me enteraba de todo este proceso precisamente por medio de las páginas de El Mundo, me sorprendí vivamente cuando a partir de aquella invitación, de un día para otro, desaparecieron todas las menciones con respecto al concurso y la ceremonia de premiación.
Sin embargo, me tranquilicé pensando que toda aquella actividad debió haber quedado tan pálida y grotesca a la vez, que habría caído en el mas total y merecido fracaso del mundo y que El Mundo, habiendo visto cumplidos sus propósitos publicitarios con el barullo armado desde sus páginas, había decidido olvidarse del asunto. Reinalda y Pavián -seguí pensando- pasarían de nuevo a la pequeña gloria dominical consistente en salpicar de erotismo primitivo el paseo finisemanal de las familias obreras y artesanas de San Salvador, sin saber que habían sido por algunas semanas, en las paginas de El Mundo los principales disputadores de espacio tipográfico frente a los colosales astronautas yanquis, las colosales matanzas yanquis en Vietnam y los colosales asesinatos de los drogadictos de Nueva York.
¡Pobre de mi, qué lejos estoy del corazón de mi patria!Por las informaciones de otros periódicos salvadoreños, cables de la prensa internacional, cartas de testigos presenciales y otras yerbas, pude enterarme de la verdad.
Al acto de premiación asistieron, de acuerdo con los datos proporcionados por la administración del zoo (cuya exactitud se debe a que, aunque la entrada es gratis, se extiende un ticket numerado a cada persona que ingresa), doscientas trece mil cuatrocientas cinco personas.Si hemos dicho que el zoo de San Salvador tiene una superficie máxima de ochenta mil metros cuadrados y que la mayor parte de esta superficie esta ocupada por las jaulas de los animales en exhibición, dispensarios de veterinaria, oficinas, un lago en cuyo centro surge una isla rocosa poblada de muchos otros monos, fuentes, juegos mecánicos para niños, expendios de comida o refrescos, etc., el tipo de apretujamiento humano que hay que suponer se dio allí podría ser un adelanto de lo que va a pasar en el mundo si no nos las ingeniamos para llegar por lo menos a Marte antes de cien años.
Resultados:
Un zoológico prácticamente destruido; un niño desilusionado regresando a casa con apenas el manubrio de una bicicleta que el señor Director de El Mundo logro lanzarle completa antes de que una ola humana se lo tragara y lo hiciera aparecer, desnudo ya, unos veinte metros al norte de la jaula de Pavián; veinte personas gravemente heridas a cuchillo cuando trataron de impedir por la fuerza que el ladrón que tenían al lado les llevara la cartera, el reloj y la chaqueta; treinta y tres hombres y mujeres noqueados por otros sendos ladrones que en lugar de cuchillo portaban cachiporras y garrotes; setecientas veinte mujeres de distintas edades, desnudadas en forma violenta, es decir, en uso del método de arrancarles la ropa, total o parcialmente; ochenta y cuatro mujeres violadas (cuarenta y una de ellas, previamente desnudadas en la forma anteriormente descrita; cuarenta y tres, sin desnudar); trece policías desarmados, despojados de sus botas, kepí, correaje o pantalones; siete personas (una señora de su casa, dos tenedores de libros, un Sacerdote redentorista, una niña hospiciada y dos jugadores del fútbol del equipo "Lope del Río Sporting Club," precisamente el defensa derecho y el interior izquierdo) muertos a pisotones por la multitud despavorida, momentos después de que algún chusco no identificado aún grito: ¡¡Se escaparon los leones !!; un estudiante muerto a tiros por la policía, estudiante al cual, se asegura en el parte oficial, se le encontró propaganda castro-comunista y un artefacto presumiblemente explosiva a juzgar por la forma, el tamaño y los ruiditos que emite; doce personas gravemente intoxicadas por picaduras de serpiente barba amarilla, cascabel, zumbadora, chinchintora y bejuquilla, a causa de haber caído contingencialmente en el foso de los reptiles; trece ventas de golosinas y refrescos borradas del mapa; trescientas trece personas capturadas como sospechosas de tratar de aprovechar el desorden para atentar contra la seguridad del Estado; un oso hormiguero, recién venido de Florida, muerto por falla cardiaca, en cuya adquisición (es decir, no de la falla cardiaca, sino del oso hormiguero) se habían invertido cinco mil seiscientos dólares en divisas del erario nacional, más de seis mil niños perdidos, de los cuales quedan en poder de la Policía ochocientos setenta y tres, para los cuales se ha tenido que erogar un presupuesto de emergencia, aunque se sigue confiando en que la responsabilidad y el amor de sus padres terminaran por hacerse efectivos en forma conveniente para todos; un supermercado de propiedad norteamericana incendiado, cuando la multitud había salido por completo del zoológico y comenzó a organizarse en forma más unitariamente destructiva, sublimando su nerviosismo en contra de grandes propiedades privadas que, una vez echado un vistazo alrededor, le parecieron de pronto ofensivas y culpables de todo; dos miembros del Partido Comunista de El Salvador expulsados sumariamente de la organización porque después del susodicho incendio comenzaron a gritar "A Casa Presidencial, a Casa Presidencial," lo cual (independientemente de que fueran reducidos al silencio por una enérgica y bien coordinada acción de otros camaradas que por casualidad y felizmente se encontraban en las inmediaciones) comprometía al Partido en una acción típica de espontaneismo pequeño burgués que no se podía quedar así.
Finalmente, tras la tempestad, vino la calma. Los ánimos se serenaron, las buenas costumbres se impusieron. Y la Virgen del Rosario bien contenta.
Pavián seguirá mostrando su pene color mandarina a las muchachas y, cuando reparen el zoológico, hasta los muchachos comenzarán también a llegar, displicentemente, para ver qué se va a dar Reinalda en ese terreno, inédito entre los espectáculos. Eso, claro esta siempre y cuando la guerra con Honduras, que comenzó algunas semanas después de ocurridos los acontecimientos narrados en este poema, no termine por convertir al país en un zoo más apretujado que el zoo de San Salvador en la mañana del domingo que se llamó 25 de mayo de 1969.
(Tomado de "Las Historias Prohibidas de Pulgarcito").

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Comentario de Waldo Chavez
«Éste es un poeta de verdad»Si por Generación Comprometida se entiende al grupo de jóvenes, aspirantes a poetas y escritores, que salimos a la luz pública en 1950, Roque no participó de eso, porque su edad era 4 ó 5 años menor. Álvaro Menéndez Leal, Irma Lanzas, Orlando Fresedo, Ítalo López Vallecillos, Eugenio Martínez Orantes, Ricardo Bogrand y los otros teníamos de 15 a 17 años. Por entonces Dalton debe haber sido un niño de 11 ó 12 años de edad. En efecto, conocí a Roque hasta 10 años después, cuando trabajaba de reportero en un noticiero que Menéndez Leal mantuvo en la YSEB. Yo había regresado unos meses de Italia, donde estudiaba. Álvaro me presentó a Roque, que era delgado, de nariz larga y ojos profundos. Luego me mostró unos poemas y yo recuerdo que quedé estupefacto. “Éste es un poeta de verdad”, comenté a Menéndez. “Sí”, contestó. “Tiene tres enemigos, que son el alcohol, las mujeres y el marxismo, pero se las arregla y, como ve, escribe muy bien.” La segunda vez fue responsabilidad de Francisco de Sola, a quien yo estimaba mucho, particularmente porque en su casa tenía una estatua de Marino Marini, que siempre ha sido uno de mis escultores favoritos. Era un espléndido caballo. Chico de Sola me preguntó si conocía a Roque Dalton. Le dije que lo había visto una vez en su trabajo y me pidió que lo invitara a cenar a su casa, que quedaba en una calle empinada, de la colonia Providencia. La noche de la denominada cena (porque no hubo más comida que unas latas de aceitunas que abrió Chico) empezó con una discusión entre caballeros victorianos y, un poco por el whisky, terminó como discusión de estibadores de puerto. Hasta la 1:00 de la madrugada estuve despierto, oyéndolos. Chico tenía fama de ser el rico salvadoreño más inteligente. Roque era un polemista brillante. A las 4:00 me fueron a despertar a un sofá, para que nos marcháramos. Yo iba manejando mi carro y, durante el trayecto, Roque comentó. “¡Qué capacitado es este hombre! ¿Crees que hayan dos ricos así?” “No sé”, respondí. “Ricardo Sagrera quizás.” La tercera ocasión tuvo que ver con uno de los problemas que me había dicho Álvaro. Yo dirigía el Elenco Estable de Bellas Artes y ahí actuaba una joven actriz muy bonita. De repente todo San Salvador hablaba de que la chica se había acostado con Roque. Lo llamé y le dije: “Ya veo que estás igual que don Juan, desde una Princesa Real a la hija de un pescador, ha recorrido mi amor toda la escala social. Te felicito, pero, como dice el doctor Marañón, don Juan se satisface más en contar que en hacer el amor. ¿Por qué andas contando?”. “Tenés razón”, dijo Roque. “Odio la castidad, pero te prometo no volver a contar.” Por lo que yo supe, cumplió. No volví a verlo. Yo regresé a Europa, donde permanecí varios años más, esta vez trabajando en el servicio diplomático. En 1975, en Nueva York, supe que a Roque y a un compañero los habían capturado en Cojutepeque y soltado. Siguieron acusaciones ponzoñosas y estúpidas. Sin embargo, lo asesinaron pocas semanas después sus camaradas del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP. Tuvo tiempo de dejar su biblioteca a Álvaro Menéndez Leal, cuyos libros están actualmente en la Universidad Tecnológica. La UCA hizo el maravilloso trabajo de editar, en varios libros, poesía y narraciones de Roque Dalton, principalmente las que el gran poeta escribió sobre El Salvador. En “Las Historias Prohibidas de Pulgarcito”, se refiere a mí con respeto y extraordinario sentido del humor. Comienza hablando de diario “El Mundo”, y afirma que “es editado y dirigido por un joven poeta y escritor de cuentos de ciencia ficción (que se graduara como abogado en Bologna y fuera posteriormente diplomático por El Salvador, ante los gobiernos de Italia, República Federal Alemana, etc., lo cual habla de un nivel mayor que la simple alfabetización)”. Luego describe una promoción publicitaria en la que yo le conseguí esposa a un mono mandril y llené el Parque Zoológico con más de 200 mil personas, que llegaron a aplaudir la luna de miel de los recién casados. Hubo muertos, montones de heridos por la multitud y algún chusco no identificado que gritó: ¡Se escaparon los leones! El relato de Roque, como muchísimas otras cosas de él, es una joya. Y es otra de las pruebas de que Roque Dalton, cuando se olvidaba del marxismo, era uno de los poetas y escritores más grandes que ha tenido El Salvador.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Iris Monge dijo...

Me encanta esta nota, es mi favorita de Roque Dalton y siempre visito tu blog para leerla, pero me gustaría más si las palabras que van tildadas, estuvieran con su respectiva tilde, pues para los neuróticos de la ortografía, esto nos saca mucho del clima de la historia. Es una petición con ánimo de mejorar y para agradecer que la tengas online. También para poder compartirla a amigos lejanos y que no quedemos mal con ellos en esto. Saludos.