sábado, 3 de marzo de 2007

Adolfo Rivero Caro

Las teorías sobre el imperialismo
Adolfo Rivero Caro

La concepción liberal original era que la difusión del comercio, la industria y la civilización en todo el mundo era una actividad misionera que no requería la soberanía política salvo en casos excepcionales. Muchos consideraban que el imperialismo daba a ciertas compañías privilegios monopolísticos a costas de la comunidad y distorsionaban el proceso de crecimiento económico con consecuencias dañinas.
Fue sólo después de la adopción de tarifas proteccionistas (Alemania en 1879; Francia en los 1890 y los EEUU a fines de siglo) que la adquisición de nuevos territorios comenzó a ser vista con simpatía desde un punto de vista económico. Estas tendencias estuvieron relacionadas con la disminución del ritmo del desarrollo económico internacional a partir de 1873: caída de precios, disminución de ganancias. Hacían falta dependencias coloniales. Todo era aceptado acríticamente. Fueron los opositores del imperialismo los que comenzaron a analizar este fenómeno. En "Das Zeitalter des Imperialismus", Heinrich Friedjung define el imperialismo como el dominio de algún poderoso soberano sobre numerosos territorios. El objetivo era prestigio. "Los pueblos fueron acometidos por una nueva pasión: salieron de sus países hasta los confines del mundo, e inventaron el resonante nombre de "imperialismo" para un ansia que siempre había existido pero que nunca había sido tan poderosa." Era una concepción política: las grandes naciones del mundo tendrían grandes imperios. Hay que recordar el ejemplo de Inglaterra. Era una forma de preservar y fortalecer el espíritu nacional. También hubo variantes teóricas sobre la innata superioridad de la raza blanca y su misión de civilizar. John Atkinson HOBSON (1858-1940) fue un publicista del ala izquierda del Partido Liberal británico, partidario de una política social activa que hiciera al liberalismo atractivo para los trabajadores. Estuvo influido por su experiencia en la Guerra de los Boers. Su libro "Imperialism" fue publicado en 1902. Su objetivo era preservar al liberalismo de los efectos de las doctrinas imperialistas con vista a una política de reformas sociales. Hobson argumentó que la expansión del imperialismo estaba directamente vinculada con el enorme aumento de las inversiones británicas en ultramar. De esto infirió que el factor decisivo en esta expansión era la búsqueda de oportunidades lucrativas de inversión por parte de los círculos financieros en vista de la saturación del mercado interno. Hobson elaboró tesis sobre los obreahorros y el subconsumo; el incremento de la competencia y la disminución de las ganancias. Para Hobson había una relación directa entre la expansión de las inversiones británicas y el bajo nivel de vida de la clase obrera en Gran Bretaña. Con estadísticas demostradas, afirmó que el comercio británico con las colonias adquiridas desde 1870 sólo tenía una importancia marginal en comparación con el comercio con los países industrializados de Europa. Las ganancias del comercio con los países subdesarrollados no tenía relación con los enormes costos de armamentos y administración implicados en la creación y protección de un imperio. En otras palabras, el imperialismo moderno era producto de la aguda competencia por el capital nacional excedente que no encontraba empleo lucrativo en el mercado interno. El jingoismo era estimulado artificialmente por la prensa, pagada por los círculos financieros. 1) El incremento de la capacidad adquisitva de las masas permitía un aumento casi ilimitado del mercado interno, no hace falta nada afuera, 2) El estado podía conseguirlo, interviniendo en la distribución del producto social. Ambas ideas fueron recogidas por Keynes. La idea de Hobson era devolver su plena competitividad al sistema. El imperialismo era producto de la orientación política de grupos reaccionarios que debía ser sustituido por una política social demócrata ilustrada. Esta explicación socio-psicológica del jingoismo fue tomada posteriormente por Hanna Arendt para vincular el imperialismo con el fascismo y los movimientos de masas. MAX WEBER subrayó que las clases dominantes tenían intereses en el imperialismo porque una extensión de la soberanía nacional aumentaba su propia situación de prominencia. "toda política imperialista exitosa de coerción exterior normalmente -o, al menos, al principio- también fortalece el prestigio doméstico de las clases, grupos y partidos bajo cuya dirección se alcanzaron esos éxitos". Era probable que la expansión imperialista produjera concesiones monopolísticas y, por consiguiente, se podía confiar en que las empresas y grupos financieros interesados en esta oportunidad -entre ellos la industria armamentista- la iban a apoyar." Weber también señaló los intereses que tenían los intelectuales en ver ampliarse el ámbito de su cultura nacional. Había que distinguir entre el capitalismo normal y el "capitalismo predatorio". JOSEPEH SCHUMPETER era un radical liberal con tendencias socialistas pero no se sentía atraído por el esquema marxista. Para Schumpeter el imperialismo era un "atavismo" en la era capitalista, una supervivencia de épocas y estructuras políticas preindustriales. El imperialismo es "la insensata disposición por parte del estado hacia una expansión ilimitada y forzosa". No es el resutlado de intereses económicos sino de una actitud psicológica de las clases dominantes. Las guerras de expansión eran un elemento necesario para la preservación de las estructuras feudales. "El nacionalismo es un consciencia asertiva del carácter nacional unido a un agresivo sentido de superioridad". Una visión liberal un tanto idealizada de las tendencias del capitalismo: el desarrollo pacífico a través del comercio internacional. Schumpeter consideraba al moderno obrero industrial como un pacifista vigorosamente opuesto a las tendencias imperialistas. "El capitalismo es, por su propia naturaleza, antiimperialista". Para Schumpeter, el desarrollo iría dejando cada vez menos espacio a los imperialistas. El desarrollo de la democracia estaría en contra del desarrollo de los monopolios. La debilidad de esta concepción está bien clara: es una idealización del laissez faire. En 1918 esta posición no estaba justificada. LAS TEORIAS MARXISTAS DEL IMPERIALISMO A principios del siglo XIX estaba difundida la concepción de John Stuart Mill de que el desarrollo del capitalismo industrial tendría que detenerse tarde o temprano. Se vinculaba con la idea de que el colonialismo o el imperialismo podrían sortear este estancamiento, al menos temporalmente. Hegel también se había referido al hecho de que la polarización social entre ricos y pobres hacía que la sociedad tendiera a buscar otros mercados en otras tierras. La colonización es vista como una forma de evitar la polarización social. Para Marx, el colonialismo era un fenómeno del capitalismo temprano cuya importancia iba disminuyendo. Según él, las prácticas monopolistas del antiguo colonialismo estaban dejando lugar a la fuerza incontenible del "mercado mundial". La única idea de Marx de vigencia posterior fue la de considerar los mercados exteriores como formas de mitigar y retardar los efectos de las crisis económicas. La idea de que el imperialismo era un producto inevitable del capitalismo fue desarrollada por varios escritores socialistas, particularmente por AUGUST BEBEL quien, en 1892, afirmaba que una producción en exceso de la capacidad de absorción nacional en un mundo dividido entre las naciones imperiales condenaba a una sucesión de crisis y a la destrucción del sistema. Entre los escritores socialistas, como ROSA LUXEMBURGO, se percibía con mucha claridad el aumento de la fuerza de la clase obrera, por lo que la expansión imperialista vino a verse como una forma de extensión de la lucha interna de los países capitalistas desarrollados. En 1899, Rosa Luxemburgo escribió: "El militarismo se ha vuelto indispensable, primero como forma de lucha por la defensa de los intereses "nacionales" en competencia con los intereses de otros grupos "nacionales". Segundo, como método de colocar el capital industrial y financiero. Tercero, como instrumento de dominación de clase sobre las masas trabajadoras dentro del país... (*) El militarismo, estrechamente vinculado con el colonialismo, el proteccionismo y la política del poder en su conjunto implica ... una carrera mundial armamentista...el despojo colonial y la política de las "esferas de influencia" en todo el mundo... en los asuntos domésticos constituye la esencia misma de una política capitalista de agresión nacional..."(**) La primera teoría marxista sobre el imperialismo fue la RUDOLF HILFERDING, un austromarxista que se convirtió en dirigente del partido socialdemócrata aleman y fue ministro de Finanzas del gobierno de Herman Müller (1928-29). En 1910 publicó El Capital Financiero, una reflexión sobre la economía alemana antes de 1914 con su multiplicadad de carteles y combinaciones industriales. En su obra Hilferding trata por primera vez al imperialismo como una etapa necesaria del desarrollo del capitalismo y una superación del libre comercio. "El capital financiero busca la dominación, no la libertad; no tiene intereses en la independencia de los capitalistas individuales sino que necesita su sometimiento. Aborrece la anarquía de la competencia y exige organización, aunque sólo sea para reanudar la competencia a un nivel más alto. Pero para conseguirlo... necesita que el estado garantice sus mercados nacionales con aduanas y tarifas y que conquiste mercados extranjeros. Necesita un estado políticamente poderoso que pueda seguir su propia política comercial independientemente de los intereses contrarios de otros estados. Finalmente, necesita un estado poderoso para afirmar sus intereses financieros en el exterior y ejercer presión política sobre los estados más pequeños para asegurar mejores términos de entrega y tratados comerciales favorables. El estado debe ser capaz de intervenir en cualquier parte del mundo para que todo el mundo sea capaz de suministrar salida a su capital financiero. Y, sobre todo, el capital financiero necesita un estado lo suficientemente fuerte como para segur una política expansionista y adquirir nuevas colonias". "Actualmente, el ideal es convertir a la nación propia en dueña del mundo, un objetivo tan ilimitado como la búsqueda de ganancia del capital, de la que se origina..." Cualquier desmayo de ese impulso reduce las ganancias del capital financiero, debilita su capacidad de competencia y finalmente convierte las economías más pequeñas en tributarias de las más grandes". Esta última observación es el embrión de las futuras discusiones sobre la creciente brecha entre el desarrollo económico del mundo industrializado y los países más atrasados. Sin embargo, Hilferding no estaba interesado en este problema. Lo que le interesaba era que la expansión que permitía la política imperialista hacía menos vulnerables a las crisis a los países capitalistas. "Mientras más rápidamente se expande el capitalismo... más largo es el período de prosperidad y más breve el de las crisis". Esto era muy importante. Marx y Engels habían dicho que las depresiones que estaban ocurriendo cada 10 años se hacían cada vez más severas y que, por consiguiente, el capitalismo estaba destinado al colapso. Pero los acontecimientos, hasta 1914, no confirmaban esta tesis. De 1896 en lo adelante lo que había habido era un período de casi ininnterrumpida prosperidad y crecimiento económico. Según Hilferding: "La apertura del Lejano Oriente y el rápido desarrollo de Canadá, Africa del Sur y América del Sur son las principales razones por el vertiginoso desarrollo del capitalismo desde 1895, con sólo cortos períodos de depresión". Sin embargo, a más largo plazo, los períodos de recesión aumentaban el poder del capital financiero y, por consiguiente, el peligro de guerra. "El capital financiero... lleva la dictadura de los magnates del capital a la perfección. Al mismo tiempo significa que la dictadura de los capitalistas en un país se hace menos y menos compatible con los intereses capitalistas de otro...". Algunos autores han señalado que ha habido épocas transicionales en el desarrollo del moderno sistema capitalista en que los bancos han jugado un papel especial como promotores del desarrollo industrial. Pocos años más tarde, en 1913, ROSA LUXEMBURGO publicó "La Acumulación del Capital". En el libro ella comienza preguntándose porque no se ha cumplido la predicción marxista sobre el colapso del capitalismo y la responde sugiriendo una modificación de la teoría de la acumulación del capital. Marx había descrito este acumulación dentro de un "sistema cerrado" pasando por alto que la contínua acumulación de capital suponía la existencia de áreas todavía no lo suficientemente explotadas por el capitalismo. Es decir, que la restricción de la capacidad adquisitiva de las masas empujaba constantemente al capital hacia la explotación colonial. Contrario a lo que pensaba Marx, el capitalismo dependía de territorios económicamente vírgenes no sólo en su etapa inicial sino todavía más en su madurez. De otra forma, el proceso de acumulación de capital nunca hubiera podido alcanzar su enorme escala. "El comercio interno capitalista sólo puede realizar, cuando más, cierta cantidad del valor contenido en el producto nacional: el capital constante que ha sido usado, el capital variable y la parte consumida de la plusvalía. Pero la parte de la plusvalía separada para la capitalización tiene que ser realizada en otra parte". Esta necesidad conduce, por supuesto, al incremente de la competencia entre los países capitalistas y, eventualmente, a la guerra. En este sentido, ella llamó la atención sobre el papel de la militarización como medio adicional de la realización de la plusvalía. "El deseo capitalista de expansión imperialista, como expresión de su mayor madurez en el último período de su vida, tiene la tendencia económica de transformar todo el mundo en naciones que producen de forma capitalista, en barrer todos los obsoletos métodos precapitalistas de producción y de sociedades, subyugar todas las riquezas del planeta y todos los medios de producción al capital, convertir a las masas trabajadoreas de todo el mundo en esclavos asalariados... Esta triunfal procesión del capitalismo en todo el mundo, acompañada por todas las formas de fuerza, robo e infamia tiene un aspecto positivo: ha creado las premisas para su derrocamiento final, ha establecido el dominio mundial capitalista sobre el que sólo puede seguir la revolución socialista mundial". El famoso libro de LENIN, "El imperialismo, fase superior del capitalismo", escrito en Suiza en la primavera de 1916 estaba basado fundamentalmente en Hilferding y Hobson, aunque también hay alguna influencia de Bujarin. Lenin choca violentamente contra la tesis de Rosa Luuxemburgo de que el capitalismo no puede sobrevivir sin dependencias coloniales. Para Lenin el imperialismo es una fase de la agonía del capitalismo. Se caracteriza por: 1) Formación de monopolios 2) Fusión del capital industrial y el capital bancario en el capital financiero 3) Exportación de capital, no de mercancías 4) Formación de carteles 5) División del mundo entre las potencias imperialistas, y guerras por el control de los mercados. La exportación de capital es no sólo una salida para el empleo útil del capital sino para evitar la caída de la tasa de ganancias. "El imperialismo tiene la tendencia de crear secciones privilegiadas dentro de la clase obrera y separarlas de las amplias masas del proletariado". "En su conjunto, el capitalismo está creciendo mucho más rápidamente que antes pero este crecimiento se está volviendo más y más desigual y esta desigualdad también se manifiesta, en particular, en la decadencia de los países que son más ricos en capital". Lenin, al igual que Rosa Luxemburgo, puso en énfasis en la lucha política contra el capitalismo y el imperialismo: no confiaba en mecanismos económicos. Desde una época temprana vio la oportunidad de una alianza con los pueblos coloniales del llamado Tercer Mundo cuando Rosa Luxemburgo estaba diciendo que el nacionalismo era una ideología burguesa que no carecía de significación para el proletariado. El famoso decreto por la paz de 8 de noviembre de 1917 hablaba del derecho de los pueblos a la autodeterminación apuntando deliberadamente a los pueblos coloniales como un arma en la lucha contra el capitalismo. El II Congreso de la Internacional comunista (la Tercera Internacional) reunido en Moscú en 1920 dedicó buena parte de sus deliberaciones a convertir las teorías de Hobson-Hilferding-Lenin en guías prácticas para la acción revolucionaria en lo que hoy se llama el Tercer Mundo. Según esas tesis las supuestas relaciones de igualdad entre naciones soberanas ocultan la esclavitud de la gran mayoría de la población mundial a manos de una minoría insignificante: la burguesía y la "aristocracia obrera" de los países capitalistas avanzados. Sin la destrucción del capitalismo a escala mundial, sería imposible abolir esa opresión y esas desigualdades entre las distintas zonas del globo. Ahora bien, de ahora en adelante, la evolución política del mundo y la historia van a girar en torno a la lucha de los países capitalistas avanzados (imperialistas) contra el poder revolucionario soviético el cual para sobrevivir y vencer deberá agrupar en torno suyo a todas las vanguardias proletarias y además a todos los movimientos nacionalistas de los territorios coloniales y dependientes, convenciéndolos de que sus intereses coinciden con la preservación y promoción del poder soviético, y con el progreso y eventual triunfo de la revolución mundial. Claro, estas reflexiones no eran más que un consuelo teórico ante el fracaso de la tesis de la revolución proletaria mundial. Pese a todas las esperanzas, la revolución había fracasado en Alemania y ni siquiera las fuerza de las armas había podido llevar la revolución hasta Polonia. Los PC deberán por consiguiente realizar una política "de estrecha unidad con todos los movimientos de liberación nacional, determinando en cada caso la forma de esa alianza, según el estadio de desarrollo que tenga el movimiento comunista (en cada colonia o país dependiente) el estadio de desarrollo del correspondiente movimiento de liberación nacional. "Será preciso explicar constantemente que sólo el triunfo mundial del poder soviético podrá resultar en una verdadera igualdad de las naciones… Será preciso apoyar todos los movimientos disidentes (dondequiera que aparezcan) tales como el nacionalismo irlandés, las reivindicaciones de los negros norteamericanos, etc…… Sin el control de esos mercados y campos de explotación, el capitalismo no podrá mantenerse… Los superbeneficios derivados de las colonias (y de los países dependientes) son el soporte principal del capitalismo moderno, mientras no privemos al capitalismo de esa fuente de ingresos, no será fácil para el proletariado de los países capitalistas avanzados destruir el orden capitalista…" La enorme importancia de estas tesis es que se convirtieron en la Gran Explicación del atraso de América Latina en relación con Estados Unidos. Su influencia se ha extendido hasta nuestros días convertida en la "teoría de la dependencia", posición oficial de la CEPAL durante las últimas décadas. Según ésta, el subdesarrollo es una consecuencia del sistema económico mundial en que los países industrializados del "Centro Hegemónico" explotan a los países subdesarrollados de la "Periferia" a través de la monopolización de la producción de bienes industriales "sobrevalorados" por compañías transnacionales que obligan a la Periferia a producir productos primarios "subvalorados", drenándolos de recursos. Obviamente, hay que evitar las inversiones extranjeras, el vampiro que nos chupa "las venas abiertas de América Latina". La similitud con las tesis de la Comintern de 1920 es evidente. De esa forma, casi imperceptiblemente, la teoría marxista leninista desplazó el futuro del sistema capitalista del centro a la periferia. Stalin, un georgiano, supuesto experto en "problemas nacionales" habría de consolidar este tránsito. En 1924, Stalin decía: "La ley del desarrollo desigual de los países imperialistas y la inevitabilidad de la guerra sigue hoy en vigor con más fuerza que nunca". Esta concepción permaneció en vigor hasta el XX Congreso del PCUS. Allí se afirmó la posibilidad de un largo período de paz, renunciando tácitamente a la tesis de que el capitalismo conducía de manera inevitable a la guerra. El comunismo mundial pagaría un alto precio por haber creído que el fascismo era la última etapa del capitalismo imperialista, que sería inmediatamente seguido por la victoria de la revolución proletaria, y que su toma del poder era una clara demostración de la traición de los "socialfascistas" a la clase obrera. Con todo, hubo teóricos marxistas que contribuyeron al estudio del imperialismo. Eugenio Varga, por ejemplo, llamó la atención sobre el incremento del capitalismo de estado. La creciente influencia del estado en la economía hacía posible sortear, por el momento, ciertos factores de crisis inmanentes al sistema. De todas formas, Varga se mantuvo firmemente stalinista y la crisis de los años 20 pareció darle la razón. Sin embargo, la interpretación stalinista de que la disolución de los imperios coloniales daría un golpe de muerte al capitalismo resultó totalmente falsa. Era lógico, por consiguiente, regresar al énfasis leninista en el carácter monopolista del capitalismo. La teoría del capitalismo monopolista de estado debe considerarse como la continuación de la teoría leninista en las condiciones de la descolonización. Ahora el énfasis se colocaba en el papel de estado y, particularmente, en el papel del militarismo. Sin embargo, no se abandonó el término de imperialismo, La concepción stalinista era que las anteriores formas de dominación imperialista habían sido reemplazadas por formas más sutiles de control puramente económico y tecnológico junto con "influencia política" pero que en su esencial la situación se mantenía igual. La declaración de la Conferencia de los PC en Moscú en 1960 afirmaba que "El imperialismo impone tratados económios y pactos militares que limitan la soberanía de los países, los explotan por medio de la exportación de capital, el comercio desigual, la manipulación de los precios y de las tasas de intercambio, los créditos y varias formas de llamada "ayuda". Por supuesto, semejante uso de la palabra "imperialismo" le quita toda precisión. Toda relación económica entre un país industrializado y una país ubdesarrollado se vuelve imperialista aunque no participe ningún capital financiero. El maoismo es una concepción de escaso valor teórico. Desplazó todo el énfasis de la lucha anticapitalista hacia el Tercer Mundo, y saludó la guerra como forma de liberación. Pero ha ejercido una gran influencia sobre la llamada "Nueva Izquierda" y los movimientos revolucionarios del Tercer Mundo en los años 60 y 70. SINTESIS El período anterior a 1914 fue una época de crecimiento económico extraordinariamente rápido en los países menos desarrollados, como Alemania y Japón, con rasgos de capitalismo monopolista como carteles, trusts, altas tarifas proteccionistas y dominio económico de grandes bancos. El fascismo no fue la culminación de ninguna tendencia económica ni la disolución de los imperios coloniales aparejó ninguna catástrofe en los llamados países imperialistas. Muchos autores, como William L. Langer, consideran que el imperialismo es básicamente una proyección del nacionalismo más allá de las fronteras de Europa. La realidad es que el costo de la administración de las colonias y del creciente armamento necesario para mantenerlas, debido a la rivalidad entre las potencias, estuvo fuera de proporción con el valor económico de esas recién adquiridas colonias. Los estadistas lo sabían pero el nacionalismo los empujaba, una y otra vez, a acciones imperialistas. El proceso de expansión mundial que culminó en la lucha por la repartición de Africa, fue fundamentalmente un fenómeno político: los capitalistas no jugaron ningún papel decisivo. El desarrollo del nacionalismo moderno a partir de 1870 fue un elemento importante en el surgimiento de la ideología del imperialismo. A esto hay que sumar el enorme aumento de poder de los estados industriales. El imperialismo también ha sido considerado como una forma para integrar a la clase media en una sociedad todavía dominada por elites. Y no hay que olvidar que para Leopold Ranke la historia no es más que la eterna lucha de los países por afirmar su hegemonía aunque también hay que tener presente que los estadistas han sido "renuentes imperialistas". Otros han visto la colonización como el triunfo de la civilización occidental sobre sistemas sociales arcaicos. Es decir, un proceso realizado por miles de colonos, pioneros y aventureros que representaban, por así decirlo, el exceso de energía de Occidente.

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